"435 días" en CDMX, 2023

La exposición "435 días" en Momoroom, Ciudad de México reunió 19 fotografías de observación del cielo de Santiago. Santiago de Chile es una ciudad ubicada en un valle rodeado de cerros y montañas donde los horizontes son escasos y, el smog, algo cotidiano. Sus edificios de hormigón armado, resistentes a los habituales sismos, son otra característica que se ve en el paisaje. Sin embargo, si se mira un poco más allá, más hacia arriba, se puede ver un cielo en el que se encuentran destellos de colores. Pareciera ser que el smog, una característica negativa de la ciudad, incide en la formación de estos colores. Gracias a la geografía de Santiago, su característico “smog” y el fenómeno físico de Rayleigh -cómo se dispersa la luz al momento de atravesar la atmósfera-, la capital chilena es privilegiada de atardeceres vívidos. Estos mismos datos descriptivos de la ciudad terminan reconociéndose como propios, y esa contaminación, que acompaña con una connotación negativa, al mismo tiempo entrega atardeceres rojizos y anaranjados que no se ven fácilmente en cualquier lugar. Percibir de otra forma lo que estamos acostumbrados es la invitación que hace esta exposición. 435 días fue el tiempo de observación del cielo buscando otra mirada y forma de reconocer la ciudad. Límites, tiempo e identidad son conceptos que se cruzan en esta exposición, insinuando los constantes límites que creamos cuando percibimos las cosas.

#808080

La muestra, "#808080" (Faro ArteContemporáneo, 2019), corresponde a las coordenadas de color html de un gris medio.
El color gris se percibe como consecuencia del estado lumínico comprendido entre la máxima (blanco) y la mínima (negro); particularmente en este caso, el tono codificado que nombra la exposición es el resultado de idénticos porcentajes de estos dos colores. Este gris sería, bajo esos términos, el punto medio de un pasaje entre ambos extremos,
el estrecho entre una isla y tierra firme, el invisible paso entre una parte y la otra.
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Laura Vernaza junto a Pilar Elgueta se reencuentran luego de años de haber realizado
juntas una video instalación en la cual la protagonista es la oscuridad: capas de tela negra se sostienen frente a una proyección de video donde los mínimos estímulos dibujan líneas imaginarias de luz, cuál rendijas de visión.
La obra que las convoca en la actualidad, 7 años después, se sostiene en proporciones cromáticamente opuestas: cada una con una propuesta fotográfica donde breves siluetas oscuras se encuentran sumergidas en la inmensa y enceguecedora blancura extrema.